Me llegó esto por mail, cosa que encuentro trajicómica, porque relata la triste realidad gubernamental.

Supuestamente es una carta que alguien mandó al Director LUN, miércoles 14 de Mayo de 2008.
Realidad laboral

El hijo termina el colegio secundario y no tiene ganas de estudiar nada. Como el padre es un tipo malas pulgas, lo aprieta: “¿No quieres estudiar? Bueno, yo vagos no mantengo, así que vas a trabajar.”

El padre, que tiene algunos amigos políticos dada su larga trayectoria, trata de conseguirle un empleo y habla con un amigo: “Aló, Carlos, habla Tito. ¿Te acuerdas de mi hijo? Bueno, terminó el colegio y no quiere estudiar por ahora. Si puedes, necesitaría un puesto como para que empiece a trabajar mientras decide si va a seguir una carrera. El asunto es que haga algo y no se las ande tirando todo el día.”

A los tres días llama Carlos: “Tito, ya está. Asesor de la comisión de Salud de la Cámara de senadores. Unos $4.000.000 por mes. Está bien, ¿no?”“ ¡No, Carlos! ¡Es una locura! Recién empieza. Tiene que comenzar de abajo”.

A los dos días, de nuevo Carlos: “Tito, ya lo tengo. Le conseguí un cargo de secretario privado de un diputado. El sueldo es más modesto, de $2.000.000”. “¡No, Carlos! ¡Recién terminó el colegio! No quiero que la vida se le haga tan fácil de entrada. Quiero que sienta la necesidad de estudiar, ¿me entiendes?”

Al otro día: “Tito, ahora sí; ayudante del encargado del Archivo. Con algo de computación ya está. Claro que el sueldo se va muy abajo, sería $1.000.000, nada más. ¿Con qué va a pagar sus gastos personales?”“Pero Carlos, ¡por favor!, consígueme algo más modesto. Recién empieza, algo de unos $300 mil”. “Bueno, sí, se puede ver..., pero no sería para él, Tito”. “¿Por qué?”“Esos cargos son por concurso, necesita currículum, título universitario, entrevistas... ¿Me entiendes...?”.

Iván de la Cerda B.