Tal como lo hacemos periódicamente, el sábado tuvimos un asado con el grupo selecto.

Es interesante la dinámica que se da en los asados... cual fiesta de quinceañeros, rápidamente se separan los hombres de las mujeres. Si es invierno, los hombres alrededor de la parrilla y las mujeres en el living, ojalá lo más cerca posible de una estufa. Si es verano y el asado es afuera, una esquina de la mesa para las mujeres, y la otra para los hombres. Como clubes de Lulú y Tobi.
Hace varios asados ya, con la Carola decidimos que más entretenido es sentarse con los hombres, porque siempre hablan cosas distintas (sí, no siempre hablan de futbol, minas y política)... definitivamente tienen una temática más amplia que las mujeres, que se limitan a hablar de los niños, los partos, las profesoras y el colegio... y todos los asados es lo mismo.
Entonces, sucedió que encontrábame yo sentada entre medio de las mujeres tratando de entender, porque además hablan todas juntas y por supuesto no con la que tienen al lado, sino con la que está al otro lado de la mesa, entonces además gritan... cuando escuché que los hombres hablaban de los próximos recitales y de cuan decadente hay que ser para ir a ver a Ozzi, la probable venida de Rush, etc... cuando me acordé de la Carola, y agarré mi silla, mi coca light y me instalé en el club de Tobi por el resto de la noche...
Lejos la mejor decisión...

Ja ja ja... esto me hizo acordar que cuando estaba recién salida del colegio hubo una reunión de ex-alumnos y encontré patéticas a unas muchachas que hablaban de los niños, pañales, nanas y supermercado... pensé y esperé nunca ser tan latera ni tener un horizonte tan limitado... y heme aquí bastantes años después básicamente en lo mismo (pero tratando de huir de ello) .... ja ja ja