Ayer cuando iba para mi casa en la transcuncuna, me dio gusto ver que todavía no se ha perdido la capacidad de asombro.

Estaba nevando, y la nieve se estaba acumulando arriba de los autos, los árboles, los techos y la gente la observaba. Le sacaba fotos con los celulares, cámaras y llamaba a los amigos o familiares para contarles que estaba nevando.

Qué bueno que todavía nos podamos maravillar con una manifestación de la naturaleza, que en definitivamente es una manifestación de Dios.

Esta mañana cuando le conté a la Antonia que estaba todo nevado me dijo "¡¡es lo mejor que me ha pasado en la vida!!"... y cuando me vine a trabajar se quedó jugando en el patio a hacer un mono de nieve...